El duelo de estilos y la comparación entre las futuras reinas o princesas de las monarquías europeas es constante, y para ellas es hasta agotador. Por ello, en cada aparición pública, esas mujeres que apenas superan los 40 y que en su mayoría no tienen ascendencia real, deben estar a la altura de las circunstancias, con un look delicadamente cuidado por las interminables reglas de etiqueta. Por ejemplo, en los eventos oficiales de día las damas deben usar un vestido corto formal (el largo tiene que llegar hasta las rodillas y no más alto que eso) o un traje sastre con pollera, con sombrero, guantes, tacones y bolso de mano. Para las fiestas nocturnas, los más adecuado son los vestidos largos, pero no de color negro, que se considera inapropiado (reservado para el luto). Eso sí: para el uso de joyas no hay restricciones. Cuanto más brillantes y más siglos tengan, mucho mejor.
En esa delgada línea entre el respeto por las reglas y la innovación de las nuevas generaciones monárquicas, es donde la futura reina de Holanda se destaca entre sus pares. La argentina Máxima Zorreguieta fue calificada por los expertos internacionales como una de las princesas más elegantes de Europa, gracias a su estilo glam, pero sin estridencias ni lujos innecesarios.
De su pasado -cuando era gerente en empresas internacionales- le han quedado sus preferencias por los trajes clásicos de dos piezas, en colores suaves o los pantalones de vestir con camisas sin mangas. Y cuando visita su país, que no es otro sino el nuestro, Máxima se relaja más que nunca: elige jeans, camisas cómodas, sobre todo blancas, ballerinas y sus infaltables gafas oscuras.
Pero sin duda, donde más se luce la mujer del príncipe Guillermo es en las bodas reales que la elevan a la cima de las listas de las mejor ataviadas. Apuesta por ajustados vestidos de colores llamativos (naranja, violeta, fucsia, ocre o nude); diseños bordados con cristales o encaje, con escote "palabra de honor" o strapless; y estampados florales (poco comunes en las bodas reales). Siempre aciertos y escasas equivocaciones.
Públicamente no ha nombrado a sus diseñadores preferidos, pero se la ha visto con elegantes creaciones de Valentino (lo eligió para su vestido de novia y en repetidas oportunidades), de Fabianne Devinne (diseñadora de la reina Silvia de Suecia), de Jan Taminiau (modisto holandés), del belga Edouard Vermeulen, del inglés Nathan Jenden, entre otros.
Cuando se trata de un evento importante no duda en lucir sombreros de ala ancha o tocados jugados, momento en el cual demuestra su lado poco conservador. Esa faceta que todos quieren ver el 30 de abril, cuando Máxima se convierta en la reina consorte de los Países Bajos.